INVESTIGACIONES EN RELACIÓN DEL TRASTORNO ASIGNADO EN EL CONTEXTO BOLIVIANO

 

TRASTORNOS DE CONDUCTA

El trastorno de la conducta, uno de los trastornos de conducta más conocidos entre los “trastornos del comportamiento perturbador”, se caracteriza por un comportamiento emocional y a veces físicamente violento y una indiferencia por los demás. Los niños con CD (por sus siglas en inglés) muestran crueldad, empujones a temprana edad, golpean y muerden, después, más tarde muestran burlas e intimidan, lastimando animales, provocando peleas, robos, vandalismo e incendios premeditados.

Síntomas de trastornos de la conducta:

-      Una vulneración persistente de los derechos y normas sociales, sentimientos y el espacio personal de los demás.

-      Obtener satisfacción de la agresión, el engaño o la coacción.

-      En niños más jóvenes, mentir por el interés de mentir, robar objetos que no tienen un valor aparente, y acosar constantemente a los demás.

-      En niños mayores, provocar peleas, abusos, mentiras, engaños, robos, vandalismo y un comportamiento emocional o físicamente abusivo, incluyendo empuñar un arma mortal o forzar relaciones sexuales.

-      Además, los profesionales tratan de determinar si la conducta es una adaptación negativa a un entorno problemático, o es un comportamiento “aprendido”, o si la satisfacción que proviene de la agresión parece originarse desde dentro de uno mismo.

Tratamiento:

-      La psicoterapia y la terapia conductual que en términos ideales incluye la participación de toda la red de apoyo familiar del niño.

-      Cuanto antes se diagnostique el trastorno, más éxito tendrá la terapia.

-      En los niños más pequeños, el entrenamiento en terapia de interacción entre padres e hijos se utiliza para enseñar a los padres cómo fomentar comportamientos deseados y no fomentar comportamientos perturbadores, y enseña al niño cómo controlar su conducta de una manera más eficaz.

-      En adolescentes, la terapia va dirigida no sólo a la vida familiar, también a las interacciones con figuras de autoridad en la escuela, y compañeros.

-      Dado que el trastorno de conducta a menudo se presenta (pero no siempre) con otras condiciones que pueden ser tratadas farmacológicamente, un niño también puede tomar medicamentos como parte de su terapia.

 Dr. Nelson Villalón - Médico Psiquiatra de Santa Cruz - Bolivia (2018, agosto 6).



TRASTORNO DEL CONTROL DE IMPULSOS

Gran parte de los casos de violencia se han dado por una persona que presenta algún trastorno del control de impulsos. Esto ha provocado en la comunidad científica y en la Psicología Forense un especial interés por el estudio de las características psicológicas y de personalidad de los hombres que ejercen violencia hacia su pareja.

Contexto: A partir de la década de 1980, los investigadores intentaron describir empíricamente las características de los hombres que maltrataban a sus mujeres. Los esfuerzos iniciales se centraron en la búsqueda de los elementos comunes que diferenciaban a los hombres maltratadores de aquellos que no lo eran, así como los subgrupos de hombres violentos entre sí.

Sólo una pequeña parte de los maltratadores (en torno al 20%) presenta propiamente un trastorno mental. Sin embargo, y aun no estando afectados propiamente por trastornos psicopatológicos específicos, los agresores muestran una presencia abundante de síntomas psicopatológicos. En general, estos estudios indicaban que los hombres violentos suelen presentar carencias psicológicas, déficits cognitivos, desórdenes de personalidad, consumo abusivo de alcohol y drogas, pensamientos distorsionados sobre la inferioridad de la mujer, baja autoestima, dificultad en la comunicación y en la expresión de sus emociones, falta de control de impulsos y una estrecha relación entre la severidad de la violencia y el control de la ira.

 

Los maltratadores con déficit del control de los impulsos (el 45%) son personas que tienen episodios bruscos e inesperados de descontrol con la ira. Si bien presentan unas habilidades sociales más adecuadas y son más conscientes de que la violencia no es una forma aceptable de resolver los conflictos, se muestran incapaces de controlar los episodios violentos.

 

Las características comunes de los trastornos del control de los impulsos son:

Dificultad recurrente para controlar el impulso, deseo o tentación de llevar a cabo algún acto que es dañino o perjudicial para el individuo o los demás.

Sensación de tensión creciente en forma de malestar emocional inmediatamente antes de ejecutar la acción.

Bienestar o liberación en el momento de realizar la conducta.

Este tipo de patologías son conocidas desde hace tiempo. Esquirol había propuesto el concepto de “monomanías instintivas” para denominar los impulsos irresistibles que no tenían un motivo aparente. Bajo esta denominación se incluían trastornos tan diversos como el alcoholismo, la piromanía, el homicidio impulsivo, etc. Con el DSM V, el juego patológico pasa a considerarse como vicio. La tricotilomanía se incluye ahora dentro de los trastornos obsesivos-compulsivos. El alcoholismo y el abuso de sustancias se encuentran en el grupo de “Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos”.

Trastorno de la conducta

Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad. Se manifiesta por la presencia en los doce últimos meses de por lo menos tres de los quince criterios siguientes en cualquier de las categorías siguientes, existiendo por lo menos uno en los últimos seis meses:

o   Agresión a personas y animales:

o   Acosa, amenaza o intimada a otros.

o   Inicia peleas.

o   Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros (un bastón, un ladrillo, una botella rota, un cuchillo, un arma).

o   Ha ejercido la crueldad física contra personas.

o   Ha ejercido la crueldad física contra animales.

o   Ha robado enfrentándose a una víctima (p. ej., atraco, robo de un monedero, extorsión, atraco a mano armada).

o   Ha violado sexualmente a alguien.

o   Destrucción de la propiedad:

o   Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños graves.

o   Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero no por medio del fuego).

Engaño o robo:

o   Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.

o   A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar obligaciones (p. ej. “engaña” a otros).

o   Incumplimiento grave de las normas:

o   Sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres, empezando antes de los 13 años.

o   Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con sus padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o una vez si estuvo ausente durante un tiempo prolongado.

o   Falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.

 

Tratamiento:

La dificultad para controlar los impulsos frecuentemente lleva a desarrollar adicciones múltiples, tanto con sustancias como sin ellas. La evidencia sugiere que los tratamientos dirigidos a una conducta específica no son tan efectivos como aquellos que son más amplios en su enfoque. Por otro lado, parece que las mujeres presentan en mayor medida los trastornos de control de impulsos que los hombres.

La investigación sobre el tratamiento de los trastornos de control de impulsos es limitada. Existe un consenso general en la literatura que las terapias cognitivas conductuales ofrecen un modelo eficaz de intervención para todos estos trastornos.

Se ha observado que no existe un manual estandarizado para el tratamiento cognitivo-conductual de la impulsividad o de los trastornos de control de impulsos. Las encuestas todavía tienen que aislar a los elementos de terapia cognitiva-conductual responsables de los cambios en estos trastornos. Por tanto, se recomienda un enfoque ecléctico y flexible a la hora de desarrollar un plan de tratamiento para un paciente específico.








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