TRASTORNOS DE CONDUCTA
El trastorno de la conducta, uno de los trastornos de conducta más
conocidos entre los “trastornos del comportamiento perturbador”, se caracteriza
por un comportamiento emocional y a veces físicamente violento y una
indiferencia por los demás. Los niños con CD (por sus siglas en inglés)
muestran crueldad, empujones a temprana edad, golpean y muerden, después, más
tarde muestran burlas e intimidan, lastimando animales, provocando peleas,
robos, vandalismo e incendios premeditados.
Síntomas de trastornos de la conducta:
-
Una vulneración persistente de los derechos y
normas sociales, sentimientos y el espacio personal de los demás.
-
Obtener satisfacción de la agresión, el engaño
o la coacción.
-
En niños más jóvenes, mentir por el interés de
mentir, robar objetos que no tienen un valor aparente, y acosar constantemente
a los demás.
-
En niños mayores, provocar peleas, abusos,
mentiras, engaños, robos, vandalismo y un comportamiento emocional o
físicamente abusivo, incluyendo empuñar un arma mortal o forzar relaciones
sexuales.
-
Además, los profesionales tratan de determinar
si la conducta es una adaptación negativa a un entorno problemático, o es un
comportamiento “aprendido”, o si la satisfacción que proviene de la agresión
parece originarse desde dentro de uno mismo.
Tratamiento:
-
La psicoterapia y la terapia conductual que en
términos ideales incluye la participación de toda la red de apoyo familiar del
niño.
-
Cuanto antes se diagnostique el trastorno, más
éxito tendrá la terapia.
-
En los niños más pequeños, el entrenamiento en
terapia de interacción entre padres e hijos se utiliza para enseñar a los
padres cómo fomentar comportamientos deseados y no fomentar comportamientos
perturbadores, y enseña al niño cómo controlar su conducta de una manera más
eficaz.
-
En adolescentes, la terapia va dirigida no sólo
a la vida familiar, también a las interacciones con figuras de autoridad en la
escuela, y compañeros.
-
Dado que el trastorno de conducta a menudo se
presenta (pero no siempre) con otras condiciones que pueden ser tratadas
farmacológicamente, un niño también puede tomar medicamentos como parte de su
terapia.
Dr. Nelson Villalón - Médico
Psiquiatra de Santa Cruz - Bolivia (2018, agosto 6).
TRASTORNO DEL
CONTROL DE IMPULSOS
Gran parte de los
casos de violencia se han dado por una persona que presenta algún trastorno del
control de impulsos. Esto ha provocado en la comunidad científica y en la
Psicología Forense un especial interés por el estudio de las características
psicológicas y de personalidad de los hombres que ejercen violencia hacia su
pareja.
Contexto: A partir
de la década de 1980, los investigadores intentaron describir empíricamente las
características de los hombres que maltrataban a sus mujeres. Los esfuerzos
iniciales se centraron en la búsqueda de los elementos comunes que
diferenciaban a los hombres maltratadores de aquellos que no lo eran, así como
los subgrupos de hombres violentos entre sí.
Sólo una pequeña
parte de los maltratadores (en torno al 20%) presenta propiamente un trastorno
mental. Sin embargo, y aun no estando afectados propiamente por trastornos psicopatológicos
específicos, los agresores muestran una presencia abundante de síntomas
psicopatológicos. En general, estos estudios indicaban que los hombres
violentos suelen presentar carencias psicológicas, déficits cognitivos,
desórdenes de personalidad, consumo abusivo de alcohol y drogas, pensamientos
distorsionados sobre la inferioridad de la mujer, baja autoestima, dificultad
en la comunicación y en la expresión de sus emociones, falta de control de
impulsos y una estrecha relación entre la severidad de la violencia y el
control de la ira.
Los maltratadores
con déficit del control de los impulsos (el 45%) son personas que tienen
episodios bruscos e inesperados de descontrol con la ira. Si bien presentan
unas habilidades sociales más adecuadas y son más conscientes de que la
violencia no es una forma aceptable de resolver los conflictos, se muestran
incapaces de controlar los episodios violentos.
Las características comunes de los trastornos del control de los
impulsos son:
Dificultad
recurrente para controlar el impulso, deseo o tentación de llevar a cabo algún
acto que es dañino o perjudicial para el individuo o los demás.
Sensación de
tensión creciente en forma de malestar emocional inmediatamente antes de
ejecutar la acción.
Bienestar o
liberación en el momento de realizar la conducta.
Este tipo de
patologías son conocidas desde hace tiempo. Esquirol había propuesto el
concepto de “monomanías instintivas” para denominar los impulsos irresistibles
que no tenían un motivo aparente. Bajo esta denominación se incluían trastornos
tan diversos como el alcoholismo, la piromanía, el homicidio impulsivo, etc.
Con el DSM V, el juego patológico pasa a considerarse como vicio. La
tricotilomanía se incluye ahora dentro de los trastornos obsesivos-compulsivos.
El alcoholismo y el abuso de sustancias se encuentran en el grupo de
“Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos”.
Trastorno de la conducta
Un patrón
repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los
derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad. Se
manifiesta por la presencia en los doce últimos meses de por lo menos tres de
los quince criterios siguientes en cualquier de las categorías siguientes,
existiendo por lo menos uno en los últimos seis meses:
o
Agresión a personas y animales:
o
Acosa, amenaza o intimada a otros.
o
Inicia peleas.
o
Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros (un bastón,
un ladrillo, una botella rota, un cuchillo, un arma).
o
Ha ejercido la crueldad física contra personas.
o
Ha ejercido la crueldad física contra animales.
o
Ha robado enfrentándose a una víctima (p. ej., atraco, robo de un
monedero, extorsión, atraco a mano armada).
o
Ha violado sexualmente a alguien.
o
Destrucción de la propiedad:
o
Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños
graves.
o
Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero no por medio
del fuego).
Engaño o robo:
o
Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
o
A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar
obligaciones (p. ej. “engaña” a otros).
o
Incumplimiento grave de las normas:
o
Sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres, empezando
antes de los 13 años.
o
Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con sus
padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o una vez si estuvo
ausente durante un tiempo prolongado.
o
Falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.
Tratamiento:
La dificultad para
controlar los impulsos frecuentemente lleva a desarrollar adicciones múltiples,
tanto con sustancias como sin ellas. La evidencia sugiere que los tratamientos
dirigidos a una conducta específica no son tan efectivos como aquellos que son
más amplios en su enfoque. Por otro lado, parece que las mujeres presentan en
mayor medida los trastornos de control de impulsos que los hombres.
La investigación
sobre el tratamiento de los trastornos de control de impulsos es limitada.
Existe un consenso general en la literatura que las terapias cognitivas
conductuales ofrecen un modelo eficaz de intervención para todos estos
trastornos.
Se ha observado
que no existe un manual estandarizado para el tratamiento cognitivo-conductual
de la impulsividad o de los trastornos de control de impulsos. Las encuestas
todavía tienen que aislar a los elementos de terapia cognitiva-conductual
responsables de los cambios en estos trastornos. Por tanto, se recomienda un
enfoque ecléctico y flexible a la hora de desarrollar un plan de tratamiento
para un paciente específico.
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